Kurt Sonnenfeld, uno de los dos únicos camarógrafos que filmaron la zona cero, tras el 11-S, vive exiliado en Argentina por razones de seguridad, desde hace siete años. Actualmente se enfrenta a un pedido de extradición por parte de los EEUU.
Sonnenfeld, en su condición de funcionario de la Agencia Federal norteamericana para el Manejo de Emergencias (FEMA), fue uno de los dos únicos cámaras autorizados por el entonces gobierno del presidente George Bush, para filmar la zona cero, tras el fatídico 11-S.
En esa misión, Sonnenfeld vio algo, que sin duda no debía haber visto y que decidió no entregar como información a las autoridades. El camarógrafo ha afirmado que sólo entregará la cinta a expertos que analicen las imágenes que filmó en la zona cero.
La tesis sostenida por él, a partir de entonces, fue que los organismos de seguridad y el propio gobierno planearon los atentados para posteriormente justificar su campaña anti-terrorista y la invasión de Irak y Afganistán. Así lo denuncia en su libro El Perseguido: "mi versión se contrapone a la oficial de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001, pues pongo en tela de juicio las razones que justifican esta llamada Guerra contra el terrorismo."
Desde que Sonnenfeld empezara a realizar tales acusaciones, el gobierno norteamericano no ha dejado de acosarle, motivo por el cual decidió exiliarse a Argentina.
Actualmente se enfrenta a un pedido de extradición, realizado por el gobierno yanqui que le acusa de la muerte de su mujer, ocurrida 6 meses después del 11-S, y cuyo objetivo es taparle la boca.
Seis meses después del ataque a las torres y con su tarea ya terminada, Sonnenfeld sufrió un duro golpe: su mujer Nancy se suicidó. Pero la policía lo detuvo un mes y medio bajo sospecha. La fiscalía investigó y le dejó en libertad porque las pruebas eran abrumadoras a su favor. En el tiempo que estuvo en la cárcel, FEMA (la agencia federal para la que trabajaba) no le dio su respaldo. Es más: se mantuvo en silencio ante el caso. 'Ahí yo le dije a uno de los oficiales que me vino a visitar que cuando saliera iba a ir a los medios para contar lo que sabía del atentado a las torres'. A partir de ese momento comenzó el calvario que lleva padeciendo casi 9 años: la alarma se desactivaba sola, el sistema de seguridad no funcionaba y había autos permanentemente estacionados frente a su casa. Con este escenario, el camarógrafo decidió reforzar la seguridad. Pero no solucionó nada, una noche cuando volvía a su casa, encontró la puerta abierta, las luces parpadeando y las ventanas abiertas. Decidió abandonar la ciudad y se fue a vivir a una cabaña en las montañas que le prestaron unos amigos. Pero las situaciones extrañas siguieron pasando. Asustado, Sonnenfeld decidió dejar Estados Unidos e irse a vivir a Argentina. Los parientes de sus amigos le prestaron una casa en San Bernardo.
Sonnenfeld empezó a trabajar como productor de televisión y su historia cobró fuerza. Hasta que en un nuevo aniversario del 11-S, acordó con un programa de televisión contar su testimonio y mostrar imágenes de la zona del ataque. Antes de que el programa saliera al aire, Kurt fue detenido por Interpol y llevado a la cárcel de Devoto. Estados Unidos pedía su extradición y que le secuestraran todos los videos. El suicidio de su primera mujer una vez más volvía a convertirse en homicidio, aunque la Justicia ya lo hubiera absuelto, para conseguir su extradición.
Sonnenfeld estuvo detenido siete meses hasta que el juez federal Daniel Rafecas lo liberó y rechazó que se le confiscaran sus videos. La embajada norteamericana apeló y ahora la causa está en la Corte Suprema. Si la extradición se concretara, el norteamericano podría ser condenado a la pena de muerte. Por ahora, es un refugiado provisional.
En su demanda de justicia y seguridad, Kurt Sonnenfeld cuenta en Argentina con el apoyo del Nobel Adolfo Pérez Esquivel; las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo; el Centro de Estudios Legales y Sociales; la Asamblea Permanente de Derechos Humanos y Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas; entre otros muchas.
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